Día 1: llegada y visita a La Línea de la Concepción
Nosotros llegamos el sábado a medio día a La Línea de la Concepción. Después de comer y dejar las cosas en nuestro alojamiento (después os hablo de él, ya que fue muy curioso), dimos un paseo para conocer los puntos más emblemáticos de esta población. En primer lugar, desde el puerto deportivo nos dirigimos a la Plaza de la Iglesia, uno de los lugares más populares, donde además de la iglesia nos encontramos con varios bares y restaurantes.

Después fuimos por los Jardines Saccone, en cuyo interior interior se encuentra el Museo Cruz Herrera, y pasamos por el ayuntamiento. De ahí nosotros volvimos a coger el coche y visitar otra zona de La Línea con él, ya que al ser invierno atardecía muy pronto, pero si tú tienes tiempo de sobra y ganas de caminar, puedes optar por ir a pie.
Llegamos a la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen, que está entre la Playa de la Atunara y la Playa de Levante, y después nos dirigimos al Fuerte de Santa Barbara. Este lugar es bastante simbólico, ya que se construyó a principios del s. XVIII, en el momento en el que Gibraltar pasó a ser de Reino Unido.

El fuerte se erigió para impedir que los británicos se comieran más terreno español y, a la vez, para intentar recuperar Gibraltar. Es más, la propia población de La Línea de la Concepción se desarrolló en esta fecha precisamente para lo mismo. Aunque al principio los habitantes de la zona pertenecían al municipio de San Roque, en 1870 se constituyó como una población diferenciada.
Por cierto, junto al Fuerte de Santa Barbara hay una pasarela de madera que conecta con la playa que tiene unas vistas maravillosas del Peñón de Gibraltar y el mar. La última parada la hicimos en los bunkers de la Segunda Guerra Mundial que se ubican en el Parque Princesa Sofía.
Hay varios en diferentes puntos de La Línea de la Concepción y son construcciones interesantes de ver, ya que hay pocas así en España (por el momento tan solo he visto en Tenerife, un búnker que además era secreto). Durante este conflicto, Gibraltar no solo estaba en el punto de mira de España, sino también de Alemania, quien planeó tomar Gibraltar para derrotar a Reino Unido. No obstante, al final no realizaron dicho ataque debido en parte al infructuoso encuentro que Hitler y Franco tuvieron en Hendaya el 23 de octubre de 1940.

Día 2: entramos a Gibraltar y subimos a su peñón
El segundo día lo dedicamos a conocer Gibraltar. Para ello, cruzamos la frontera a pie, ya que aparcar es bastante complicado dentro y, por lo general, se suelen pasar los controles fronterizos bastante más rápido. Era domingo por la mañana, por lo que había poca gente, en el control tan solo nos miraron el DNI y entramos.
Fuimos andando hasta el centro de la ciudad, en primer lugar atravesando por medio el Aeropuerto de Gibraltar (uno de los más curiosos que hemos visto nunca, pues la pista está prácticamente sobre el mar y, cunado llega o sale un avión, hay que cortar la circulación de viandantes y coches. En la siguiente foto podéis ver la pista a la derecha.

Recorrimos la calle principal, Main Street, aunque al ser domingo la mayoría de los comercios estaban cerrados. Uno de los puntos más importantes de esta calle es The Convent, un antiguo convento que a día de hoy funciona como residencia del gobernador.

Tras un paseo por sus calles comenzamos a subir el Peñón. Desgraciadamente, pillamos los días en los que el funicular cierra por mantenimiento (a mediados de enero), por lo que decidimos subirlo andando. ¿Lo repetiríamos? No, o al menos no así. No llevábamos comida ni bebida porque no pensábamos que fuera tan grande y nos fuera a llevar tantas horas (y además solo hay un restaurante en todo el parque, junto a la Cueva de Saint Michael).
Si os encontráis en la misma situación, os recomiendo o bien contratar un taxi privado que os va llevando a los diferentes puntos del peñón, o bien llevar guarniciones para hacer alguna parada a mitad y comer tranquilamente. Toda la zona es una Reserva Natural, por lo que hay que pagar para entrar.
La entrada más barata cuesta 5 libras y te permite caminar por la zona a tu aire. La otra opción es la de 13 libras, que es la que nosotros escogimos, ya que te permite entrar a las diferentes atracciones que hay, como el Moorish Castle, los Túneles del Gran Asedio o la Cueva de Saint Michael. Si nunca has estado y tienes tiempo, yo creo que merece la pena pagar la diferencia para poder ver bien toda la zona.
Comenzamos la subida por el Moorish Castle (Castillo Moro), donde adquirimos las entradas. De ahí pasamos por una recreación del Gran Asedio hecha con figuras a tamaño real y proseguimos con los Túneles del Gran Asedio. Estos nos llamaron bastante la atención, ya que cruzan todo el peñón por dentro. ¡En total hay 48 kilómetros de túneles!

El Gran Asedio ocurrió entre 1779 y 1783. España bloqueó y bombardeó Gibraltar para intentar recuperarlo. Pese a ser una época realmente dura, los gibraltareños consiguieron resistir.
De ahí ya comenzamos la subida más empinada hacia el mirador por unas escaleras en las que empezamos a ver algún mono. Estos monos son de origen africano, viven en libertad en el peñón, aunque tienen zonas de alimentación y están bastante acostumbrados a las personas. Muchas personas me habían avisado de que son bastante bordes e incluso violentos, que lo mejor era no acercarse a ellos.

Nosotros guardamos las distancias y no los alimentamos, aunque sí que vimos a algún niño pequeño hacerlo. Puede que al haber muy poca gente en el peñón, se les veía muy tranquilos y disfruté mucho observando cómo interactuaban entre ellos y cómo se comportaban. En lo alto del peñón es donde vimos un montón, grandes y pequeños.
Arriba entramos al Skywalk, un mirador con suelo de cristal que también se incluye en la entrada de 13 libras, y comenzamos a bajar pasando por St Michael Cave (Cueva de San Miguel). No me esperaba encontrarme una cueva tan bonita e impresionante. Además, funciona de auditorio, tiene que ser una delicia disfrutar de un concierto en su interior.

Tras una parada en el restaurante para coger fuerzas (llevábamos como cuatro horas caminando por el peñón), comenzamos a descenderlo pasando por el Puente de Windsor y varias baterías, grandes cañones instalados por todo el peñón para defender Gibraltar.
Una vez ya en el pueblo, pasamos por una tienda para comprar un ron destilado en la ciudad (la moneda es la libra, aunque te aceptan euros o, como hice yo, puedes pagar con tarjeta para que se te aplique un buen tipo de cambio, siempre que tu banco no te cobre comisiones). La salida fue igual de rápida que la entrada.
Esa misma tarde, al anochecer, volvimos a entrar a Gibraltar, esta vez con el coche, para repostar, ya que la gasolina y el diésel son bastante más baratos que en España y, como al día siguiente partimos de regreso a casa, aprovechamos la ocasión. No nos planteamos hacerlo el lunes por la mañana, ya que es un día que suele haber bastante tráfico en la frontera. En este vídeo podéis ver nuestra experiencia visitando Gibraltar:
Contenido original: meraviglia.es/gibraltar-y-la-linea-en-dos-dias-que-ver-y-hacer